domingo, 31 de marzo de 2013

ASI SOY

No contento con la conjugación de mi nombre, Walter Carlos, no es un nombre muy normal, la verdad no va para nada. Algo así es mi vida, a veces tengo un complemento perfecto al costado pero no es compatible conmigo, no es compatible con mi ritmo de vida, mis pensamientos, mi manera de ser hasta mis reacciones.

Un jean, un polo, unas converse mal amarradas y sucias. Cabello desordenado, mal afeitado y a veces una mochila que sin tener nada a dentro me gusta cargar.

No me gusta la música salsa, me divierte la cumbia y me mueven los pies el latin pop. Acostumbro saltar y bailar dando vueltas en mi mismo eje con la música electrónica. Trato de buscar artistas que me gusten y que no sean conocidos para creerme el bacancito, no me gusta las baladas ya que son una mierda sin sentido y me concentro en los soundtracks de las películas mas que la historia de ellas.

Tengo 25 años pero dicen que aparento de 19, siempre digo “que genial, entonces cuando tenga 41 no voy a parecer el de mi edad” me justifico en voz alta pero pienso “calla hijo de puta, mi edad es 25 aunque no parezca, mejor porque no te metes el comentario al culo y te fijas como estas tu feo de mierda” pero no lo hago y solo lanzo una gran sonrisa como si me simpatizara el comentario  al máximo.

He trabajado toda mi vida, desde que tenía 13 años. La primera chamba fue en un show infantil. A veces era el pato Donald u otras veces Carlitos de los Rugrats, ok si suena estúpido pero era una experiencia que te cagabas de la risa, podías hacer cualquier cosa y nadie te miraba el rostro. Era genial.

En los próximos años ya cuando estaba estudiando mi carrera trabaje como mesero en una pizzería y vendía dulces en un cine. Era un hueveo total, lo más rico era que el sueldo que ganaba me lo tiraba en una chupeta de fin de semana. Déjame decirte que esas empresitas son unos hijos de puta que explotan a los chibolos que solo quieren un sencillo y son felices. “Walter tú no tienes que trabajar, lo tienes TODO” Era lo que me decía mi viejo pero a la mierda, me encantaba lo que hacía y me sacaba la mugre para no pedirle un sol a mis padres así no pedirles permiso si me iba a algún lugar a tonear.  Después ya vinieron las cosas serias, cumplí 21, termine mi carrera y ya trabaje en empresas muy grandes como en la que ahora me encuentro.

Ando por la vida caminando sin sentido, sin rumbo, sin dejar huellas para perderme por el camino. No corro porque no me gusta hacerlo ya que sé que si voy muy rápido al tropezar la caída será peor.  

No me gusta estar solo, he aprendido que la soledad es horrible y me hiere mucho. La soledad me pone a pensar miles de miles huevadas y medias que me da ganas de correr a cualquier lugar y después arrepentirme.

¿Soy feliz? La felicidad para mí son momentos, aquellos momentos que los tienes que disfrutar al máximo, porque llegan a su fin.
¿Qué me hace feliz? Ellos, mi mama y mis hermanos. Verlos a ellos reír es lo que me hace feliz.
¿Qué me falta para ser feliz? Ni mierda, nunca falta algo para hacerte feliz, es como si algo llegara, te hace feliz y luego se va. Donde quedo la felicidad, te la destruyen, te la quitan, es como si lo hubieras alquilado y después se acaba el tiempo.

Ahora como soy, la verdad no me reconozco, no quedo ni el 0.01 % del Walter que solía conocer. Me cacheteo todos los días al verme al espejo diciéndome ¿Quién mierda te crees tú para hacer daño a los demás?, ¿Quién te jodio tanto para que puedas joder a los demás?
A veces trato de concentrarme en un simple punto pero no puedo, no puedo hacerlo y después trato de olvidar.

No soy una mala persona pero tampoco soy tan buena. Merezco lo que cosecho nada más.
Me amo más que a nadie, me disfruto, me consuelo, me acaricio, me respeto y mi ego esta por los cielos.



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